El sargento Joaquín Moya falleció cuando era evacuado en helicóptero tras recibir un disparo en el pecho l La familia pide explicaciones a Zapatero
El sargento gijonés perdió la vida en junio junto a la soldado Niyireth Pineda, en el mayor atentado contra las tropas españolas.
lManuel Argudín, penúltima baja y el sexto asturiano caído en la misión
Oviedo, L. Á. V.Un militar español falleció ayer en Afganistán, cuando era evacuado en helicóptero a un hospital, tras recibir un disparo en el pecho durante un ataque de los talibanes en las proximidades de la localidad de Ludina contra tropas afganas a las que acompañaba un equipo de instructores españoles.
Se trata del sargento primero Joaquín Moya Espejo, cordobés de 35 años, que formaba parte de un Equipo Operativo de Asesoramiento y Enlace (OMLT) que instruye al Ejército Nacional Afgano (ANA) en las tareas de despliegue de los militares afganos en la provincia de Badghis.
El suceso se produjo al noroeste de Ludina, cuando una unidad del Ejército afgano estaba desplegada en una loma, junto al equipo de mentores españoles y un equipo de tiradores de precisión que protegía a las unidades que progresaban por el valle, según informa el Ministerio del Interior.
En ese momento se recibió fuego de armas ligeras desde una posición lejana, y el sargento primero Joaquín Moya, que iba equipado con chaleco antibalas, fue alcanzado en el tórax por un disparo. El suboficial fue evacuado en un helicóptero norteamericano al hospital, y entró en parada cardiorrespiratoria durante el vuelo. Se certificó su fallecimiento cuando llegó al centro hospitalario Role 2 de Bala Murghab.
El fallecido, casado hace diez años y separado en 2010, tenía un hijo de 8 años y llevaba tres años destinado en el Regimiento de Infantería Garellano 45, con sede en Vitoria. La madre de Joaquín Moya y su hermana María José fueron las primeras en recibir la información de su fallecimiento. Se trata, según Defensa, del primer militar español muerto por arma de fuego durante un ataque en los casi diez años de participación de las tropas españolas en la misión de Afganistán, iniciada en enero de 2002.
Joaquín Moya era el mayor del tres hermanos. Una cuñada del militar pidió, en nombre del familia, al presidente Zapatero que les dé explicaciones y criticó que siga enviando a soldados a que «los maten» a países como Afganistán. Con este sargento cordobés son 98 los militares españoles caídos en Afganistán, donde también han muerto dos intérpretes. Cabe recordar que de esas víctimas mortales 79 corresponden a dos accidentes aéreos (el del «Yak-42» y el «Cougar»), 14 se registraron en ataques de los talibanes (doce de ellos con artefactos explosivos improvisados), dos en accidentes de tráfico y dos por causas naturales.
La ministra de Defensa, Carme Chacón, canceló ayer su viaje a la isla de El Hierro y se trasladó urgentemente Afganistán, acompañada por el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), José Julio Rodríguez, para recibir información de primera mano sobre esta nueva baja española y acelerar los trámites de repatriación del cuerpo del militar fallecido.
Los candidatos de los dos grandes partidos, Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy, transmitieron su «más sentido pésame a la familia, amigos y compañeros» del suboficial cordobés. Expresaron sus condolencias la ministra Rosa Aguilar, el presidente andaluz, José Antonio Griñán; la presidenta de Castilla-La Mancha, Dolores de Cospedal, y el candidato de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida.
Hasta la muerte ayer del cordobés Joaquín Moya Espejo, la última baja mortal en Afganistán era el sargento gijonés Manuel Argudín Perrino, fallecido junto a la soldado Niyireth Pineda el pasado 26 de junio, en el mayor atentado de los talibán contra las tropas españolas, a tenor de la cantidad de explosivo utilizado. El ataque que costó la vida a este gijonés de La Calzada se produjo en las inmediaciones de Qala i Now, la capital de la provincia de Badghis, en la que estuvo destinado hasta abril un destacamento del Regimiento «Príncipe» Número 3, con base en el acuartelamiento Cabo Noval de La Belga (Siero).
La lista de bajas asturianas causadas por esta guerra se abrió el 27 de mayo de 2003, con el accidente del «Yak-42», que transportaba a 62 militares españoles de regreso de la misión en el avispero de Asia central. En ese siniestro murieron el comandante Antonio Novo Ferreiro, nacido en Oviedo; el capitán de ingenieros Jesús Mariano Piñán Blanco, nacido en Gijón, y el subteniente del Ejército del Aire Joaquín Álvarez Vega, de San Esteban de Pravia (Muros de Nalón).
Dos años después, el 17 de agosto de 2005, fallecía el sargento asturiano José González Bernardino, en el incidente del helicóptero «Cougar», que costó la vida a 17 militares españoles.
La quinta víctima mortal asturiana fue el brigada gijonés Juan Andrés Suárez García, fallecido en un atentado en Afganistán el 9 de noviembre de 2008, y al que el Gobierno acaba de conceder a título póstumo la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil. Juan Andrés Suárez ya había sido distinguido a título póstumo con la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo. El brigada murió junto al vigués Rubén Alonso Ríos en un ataque suicida perpetrado en el distrito de Shindand, a unos 100 kilómetros de Herat (Afganistán), cuando regresaban en un convoy tras realizar un ejercicio de instrucción con tropas afganas.
En su anterior misión en Afganistán, dos soldados del Regimiento «Príncipe» se vieron envueltos en acciones de combate que les han valido la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo. Se trata del capitán Pedro López de Lis -ahora en la brigada acorazada «Guadarrama» XII- por la toma y defensa de una loma en uno de los extremos del valle de Murghab, y el capitán Alberto Pérez Montes, que se vio envuelto en un duro combate en la «ruta Lithium».
http://www.lne.es/espana/2011/11/07/muere-militar-espanol-destinado-afganistan-ataque-talibanes/1153150.htm